Data Economy
Cuanto valen nuestros datos
En esta ocasión hablaremos del principal factor que ha moldeado nuestra actualidad digital: La Economía de los Datos.
Economía de los Datos (Data Economy)
Es un ecosistema global digital en el cual los datos son recopilados, organizados, procesados e intercambiados por una red de vendedores con el propósito de derivar valor de la información obtenida.
De forma cotidiana, generamos una enorme cantidad de datos (para simplificar, solo tomaremos en cuenta las interacciones básicas con nuestro teléfono.)
- Los datos son recopilados por el desarrollador del sistema operativo de nuestro teléfono (Google, Apple)
- Estos datos se organizan y almacenan, alistándolos para su venta
- Estos datos pueden ser vendidos, sin procesamiento alguno, a Empresas que los utilizarán para procesarlos (este tipo de datos “crudos” tienen un valor menor)
- Estos datos pueden ser procesados para cubrir las necesidades específicas de algún comprador (estos datos tienen un valor mucho mayor)
- Estos datos pueden ser vendidos, sin procesamiento alguno, a Empresas que los utilizarán para procesarlos (este tipo de datos “crudos” tienen un valor menor)
- En ocasiones la Empresa que vendió los datos crudos, compra o intercambia la información resultante del procesamiento de estos datos, para posteriormente revenderla a un precio mucho mayor.
Los datos, son un recurso económico inagotable y con características únicas:
- Se pueden vender “n” ocasiones
- Se pueden monetizar de muchas maneras (venta, renta, muestreo)
- Los interesados pueden ser: Empresas, Organizaciones, Grupos y/o Gobiernos
- La misma información se puede vender con diferentes enfoques.
- No es perecedera
- No pierde relevancia
La economía de datos es tan grande y redituable que se ha vuelto el enfoque principal de las empresas de tecnología, quienes han implementado diversas estrategias para asegurarse de tener la pieza clave de esta industria: Un mecanismo de recolección de datos.
¿Cómo funciona?
Sigamos con el ejemplo de nuestro teléfono.
Desde la primera vez que encendemos nuestro teléfono, se inicia su función de recolección de datos:
Primero, los más básicos
- Número telefónico
- Compañía telefónica
- País
- Modelo de teléfono
- Identificador de teléfono
Al continuar con la configuración de nuestro teléfono, necesitamos dar de alta una cuenta de correo, que nos “permite” entre otras cosas, guardar nuestros contactos, acceder a la tienda de apps y sincronizar nuestros archivos guardados en otros dispositivos.
Pero lo más valioso de este paso, es cuando hacemos click en el botón de “aceptación de términos y condiciones”. Con esta simple acción le damos permiso al desarrollador del sistema operativo a recolectar TODOS nuestros datos.
A partir de este momento, cualquier acción que llevemos a cabo con nuestro teléfono es registrada y comenzamos a generar una enorme cantidad de datos.
Empecemos por algo sencillo:
- A qué hora nos despertamos / dormimos (hora de nuestra primer / última interacción significativa con nuestro teléfono)
- Cuál es nuestro enfoque principal (Tiempo que le dedicamos a las apps de productividad, entretenimiento, aprendizaje, juegos, etc…)
- Quiénes conforman nuestros diferentes círculos sociales (cantidad de mensajes, frecuencia y tiempo de respuesta con nuestros contactos)
Algo más complejo:
- Nivel educativo / cultural (Cuántas y cuáles son las palabras que conforman nuestro vocabulario personal cotidiano, idiomas en los que nos comunicamos)
- Postura(s) Ideológica(s) (Grupos con los que se interactúa, tiempo que dedica a diferentes temas, reacción a diferentes temas de interés)
- Nivel socioeconómico (cantidad y monto de transacciones bancarias/comerciales realizadas)
Si agregamos un dispositivo que brinde datos biométricos a nuestro teléfono, como un Smart watch, La cantidad y “profundidad” de datos que generamos es mucho mayor:
- Estado de salud general (Edad, peso, estatura, actividad física promedio diaria, ritmo cardiaco promedio)
- Calidad de vida (cantidad y calidad del sueño, fluctuaciones repentinas en el ritmo cardiaco, hábitos alimenticios)
- Estilo de vida (nivel de actividad física o sedentarismo, ubicaciones frecuentes, tiempo y velocidad de traslado, desplazamientos rutinarios)
En unos pocos días, nuestro teléfono ha transmitido suficientes datos que se pueden correlacionar para generar un perfil bastante detallado de quiénes somos.
Estos datos crudos, representan en sí mismos una enorme fuente de ingresos para quien los recolecta, pues hay miles de compradores interesados en adquirirlos tal y como están.
Sin embargo, el precio de estos datos se puede duplicar, triplicar o cuadruplicar si se procesan.
- Ya sea un simple criterio de filtrado ($$)
Hombres, 18 – 22 años, que vivan en x ciudad - Un perfil de hábitos y costumbres ($$$)
Sexo indistinto, 25 – 40 años, con estilo de vida activo
- O un complicado análisis correlacional ($$$$)
Individuos de poder adquisitivo alto – muy alto, con carácter religioso, con propensión a afecciones dermatológicas, interesados en bienes raíces, con actividades comerciales mayores a $X en los últimos 2 meses, con afinidad a ideas supremacistas, que gusten del sushi
Hasta aquí esta primera parte sobre la Economía de Datos, en la siguiente entrega explicaremos porqué esta industria ha moldeado nuestra realidad digital y cómo afecta nuestro bienestar digital.
